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Foto del escritorErick Alexander Varela

Antropomorfismo: ¿Qué es y cómo afecta nuestra relación con la naturaleza?

Actualizado: 9 abr 2021

La vida del biólogo está llena de experiencias y algunas de ellas son realmente inusuales. Recuerdo que años atrás participé, junto a un grupo de estudiantes de biología, en un congreso mesoamericano celebrado fuera de la capital. Para muchos pasantes de la carrera, la única forma de participar en estos eventos era hacerlo mediante voluntariado. En uno de los días del evento se nos hizo excepcionalmente tarde, así que el grupo hizo como pudo para coordinar la salida del hotel. Mientras unos llamaban a los "tuctuc", otros se aseguraban de cerrar la habitación y arreglar los asuntos en el hotel. A la salida nos esperaban los moto-taxis y no muy lejos de ellos se encontraba un pequeño, carismático e indefenso ratón.


Un miembro de nuestro grupo (a quien identificaré como Ṁ̸̜̥̿ά̴͚̫̈́ρ̸̲̽̾ι̶̢͎͋ο̷͇̑̓ pero cuyo nombre los invito a sustituir por el de un amigo), al encontrarse con el ratón en la calle, corrió de regreso al hotel y volvió con un periódico; mientras tomaba al ratón con el amor propio de un cuidador, nos decía “Pobrecito, su mamá lo dejó olvidado. Aquí lo van a matar”. Con la paciencia y el tiempo agotándose, el grupo se separó, unos tomamos rumbo hacia el congreso y otros pocos se quedaron atrás. En el camino recibí una llamada de uno de los rezagados, al atender dijo “El ratón mordió a Ṁ̸̜̥̿ά̴͚̫̈́ρ̸̲̽̾ι̶̢͎͋ο̷͇̑̓, no podremos llegar en esta jornada así que tendrán que cubrirnos mientras vamos al centro de salud a que lo vacunen”.

¿Y del ratón?

El portero del hotel, al escuchar el grito de Ṁ̸̜̥̿ά̴͚̫̈́ρ̸̲̽̾ι̶̢͎͋ο̷͇̑̓ tras la mordida, salió con una escoba y lo encaminó a la otra vida. QDDG el ratón.


Estoy seguro que cada naturalista en el mundo tiene una historia similar que contar, si no la tiene, seguro es protagonista en la historia de alguien más (estoy seguro que yo también lo he sido). La anécdota anterior no es una historia de amor a la naturaleza, es más bien el claro ejemplo de un rasgo humano.


El antropomorfismo es la atribución de intenciones y condiciones humanas a animales u objetos, incluso a los objetos con los cuales no podemos interactuar, como el universo mismo. Se nos da con mucha facilidad, basta con un par de ojos colocados estratégicamente para convertir cualquier objeto en un ser animado (con buscar “eyebombing” en internet es suficiente) (Figura 1).


Figura 1. Antropomorfismo, significa literalmente “en forma de hombre (humano)”. El “eyebombing” es abundante en foros como reddit.


Antropomorfismo, significa literalmente “en forma de hombre (humano)” y procede de la combinación griega entre anthropos y morphe que, unida al sufijo “-ismo”, lo identifica como un conjunto de creencias (Salcedo, 2012). Si bien el antropomorfismo constituye una especie de proyección de las características humanas a objetos o animales, en la ciencia suele reservarse a la proyección de estados mentales y procesos cognitivos.


El filósofo Jenófanes (Siglo VI a. C.) acuñó la expresión en la antigua Grecia como una crítica al pensamiento homérico, pues en las obras de Homero como La Ilíada y La Odisea, se hablaba de las deidades con motivaciones y formas humanas. Jenófanes llegó a comentar "Si los caballos pudiesen dibujar, ellos no dudarían en hacer a sus dioses con formas equinas" (De Waal, 1997). Para Jenófanes era evidente que la vanidad humana estaba atentando contra algo tan magnánimo como los propios dioses.


Pero no fue hasta 1858, que George Henry Lewes insertó la expresión a la disciplina científica. En esa época, la academia contemplaba que cualquier línea que insinuara una similitud entre humano y animal resultaba inadmisible (Salcedo, 2012). La recepción negativa se debía principalmente a “la bendición de la racionalidad y el lenguaje” que sólo el hombre era digno de poseer. Relatos como los de Paul du Chailu, donde describe a los gorilas como criaturas con cierta semblanza humana pero primitivos e infernales, no hacían más que reforzar el rechazo (Sabater Pi, 1984).


Alcanzado este punto antoja acusarme de hipócrita ¿Por qué escribir sobre antropomorfismo cuando claramente la comunidad científica lo rechazaba desde hace más de 100 años? Podría apuntar a que el problema es el inadecuado y excesivo empleo de este en la vida cotidiana, pero sería una respuesta incompleta.


En la vida cotidiana, las expresiones antropomorfas representan un acercamiento mentalista a la psicología animal, llena de nociones pre-científicas y de argumentos crédulos; a estas manifestaciones se les conocen como “Antropomorfismo ingenuo”. En la académica, se contempla una perspectiva mucho más dura. El canon de Morgan establece que “En ningún caso deberíamos interpretar una acción como el resultado del ejercicio de una elevada facultad psíquica, si ésta puede ser interpretada como consecuencia de una acción situada en una posición inferior en la escala psicológica”, este principio es sencillo y directo. Pero debe manejarse con cautela, pues no pretende negar las capacidades cognitivas en los animales y caer en el espectro opuesto, la “Antropo-negación” (Barrett, 2016; Salcedo, 2012).


Entendiendo que el cerebro, como cualquier otro órgano, evolucionó por procesos de selección natural y a partir de un ancestro en común, deberíamos anticipar algún tipo de estructura o función en especies cercanas a nosotros. En un contexto tan complejo como este ¿Deberíamos antropomorfizar a chimpancés y bónobos?¿Qué hay de otros animales más distantes?


Figura 2. En humanos las conductas auto-dirigidas (como tocarse la barbilla, la boca o rascarse la cabeza) suelen incrementar la capacidad de concentración, esta conducta debe estudiarse en otros primates para comprobar si es un rasgo compartido o una conducta que se re-significó con la evolución humana.


Con frecuencia la respuesta al antropomorfismo sería esencialmente negativa, sin embargo; rechazarla por completo en organismos con capacidades cognitivas desarrolladas limitaría el rango de hipótesis que pondríamos a prueba. Por ejemplo, Si Tetsuro Matzusawa hubiese asumido que los chimpancés no tienen memoria, no habría profundizado en la memoria operante de la especie y descubrir que, de hecho, supera la capacidad humana incluso tras 6 meses de entrenamiento. Esta perspectiva es conocida como “antropomorfismo crítico” y tal como su nombre sugiere, se realiza con gran criterio pues se esfuerza en no presentar a las características animales como meras caricaturas humanas.



Video 1. Observamos a un individuo del proyecto Ai. Tras presionar el círculo de inicio, cada chimpancé tiene 2 segundos para memorizar la posición de los números del 1 al 9, las pruebas son voluntarias y se recompensa su culminación exitosa. La capacidad de los chimpancés de recordar la posición y orden de los números supera la habilidad humana; se sospecha que es el precio que pagamos para poder desarrollar el lenguaje.

El antropomorfismo es un fenómeno complejo, tan inevitable como tratar de no usar nuestra propia experiencia subjetiva para evaluar nuestro entorno y tomar decisiones. Podríamos decir que la antropomorfización es consecuencia de tratar de entender las intenciones de otros, de nuestra propia sociabilidad. No obstante, esta bienintencionada situación puede conducirnos a abusos sobre la vida silvestre. Como ocurre con los sesgos cognitivos, identificar su existencia nos permite adoptar medidas para mitigar su impacto y reducir desenlaces lamentables en las interacciones humano-naturaleza.




Figura 3. Los primates son un grupo altamente vulnerable al tráfico de fauna por su apariencia de “niños torpes”. Para poder hacerse con los infantes y juveniles se suele asesinar a miembros de las tropas de primates. Una vez vendidos, son vestidos con ropas infantiles o sometidos a tratamientos inapropiados para su cuidado, reduciendo su calidad de vida y coartando su libertad.


Al final del día, nuestros esfuerzos deben dirigirse a observar cada especie por lo que es, no por la sombra que proyectamos sobre ellas; quizás entonces podamos comenzar a apreciarlas mejor, además de aprender las lecciones que nos ayuden a entender mejor nuestra propia condición biológica.



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Por: Erick Alexander Varela, Biólogo


 

LITERATURA CONSULTADA


Barrett, L. (2016). Why brains are not computers, why behaviorism is not satanism, and why dolphins are not aquatic apes. The Behavior Analyst, 39(1), 9-23.


De Waal, F. B. (1997). Are we in anthropodenial. Discover, 18(7), 50-53.


De waal, F. B. (1999). Anthropomorphism and Anthropodenial: Consistency in Our Thinking about Humans and Other Animals, Philosophical Topics 27: 255-280.


Salcedo, M. (2012). El antropomorfismo como herramienta de divulgación científica por televisión: estudio de El Hombre y la Tierra.


Sabater Pi, J. (1984). Gorilas y chimpancés del África Occidental: estudio comparativo de su conducta y Ecología en Libertad (No. Sirsi) i9789681617400).


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