Seguramente muchos hemos escuchado hablar sobre el pez león (Pterois volitans), el llamativo pez nativo del Océano Índico y Pacífico que desde hace más de dos décadas fue introducido a las aguas del Atlántico. La invasión del pez león ha sido particularmente publicitada debido a su relativamente rápida expansión y su naturaleza de depredador que amenaza con causar fuertes impactos sobre los delicados y ricos ecosistemas de arrecifes de coral. En una reciente investigación se calculó que el pez león puede alimentarse de alrededor de 300 especies de peces y crustáceos, incluyendo especies de importancia comercial y ecológica (Acero P. et al., 2019). Sin embargo, las aguas costeras no son las únicas amenazadas por especies invasoras, sino que también podemos encontrar invasiones biológicas en cuerpos de agua dulce como ríos y lagos.
Los peces de agua dulce suelen ser más difíciles de identificar, y las introducciones van más atrás en el tiempo y muchas veces sin fechas documentadas. Cuando aún no se hablaban sobre los potenciales efectos negativos de invasiones biológicas e incluso hoy en día que el tema es mejor conocido, se desarrollaron bienintencionados proyectos de introducción de peces como la tilapia del Nilo (Orechromis niloticus) en cuerpos de agua naturales con el fin de complementar la dieta de las comunidades agrícolas. Es difícil encontrar un río en nuestro país en la actualidad donde no nos encontremos con este invasor. Y ni hablar de lagos, donde nuestro único lago, el Lago de Yojoa es un cuerpo de agua altamente intervenido y tristemente casi carente por completo de fauna nativa.
El declive ecológico del Lago de Yojoa no es un caso aislado y particular, es una historia que se ha repetido en reiteradas ocasiones a lo largo del planeta, incluso en cuerpos tan grandes como los Grandes Lagos entre Estados Unidos y Canadá (Egan, 2018). En el caso del Lago de Yojoa, sin embargo, hubo un papel determinante por parte de residentes extranjeros, la mayoría relacionados a las bananeras, quienes ansiaban practicar la pesca deportiva que las especies nativas no satisfacían. Fue así como en la década de 1950 se comenzó a realizar la introducción de alevines de Black Bass (Micropterus salmoides), nativo de los EEUU, ya que esta especie proporcionaba un buen tamaño, rápido crecimiento, buen sabor y espíritu de pelea (Cruz, 1979).
La introducción de este pez se realizó sin los requerimientos científicos previos y desde aquella época causó consternación entre algunos investigadores que se preocuparon por un posible descontrol ecológico, donde los más afectados serían las especies nativas entre las que figuraba el guapote (Parachromis sp.) y el dormilón (Gobiomorus dormitor), pero incluso se preveía un escenario negativo para el mismo Black Bass, con poblaciones eventualmente incapaces de sostenerse por medio de la ictiofauna nativa. Con el propósito de salvar las poblaciones de Bass en 1964 el Ministerio de Agricultura introduce la tilapia (Orechromis mossambicus), para que sirviese de alimento y junto con la aceptación del consumidor humano, rápidamente se convierte en el pez dominante del ecosistema.
El Black Bass es considerado por los norteamericanos como uno de los mejores peces para la práctica de la pesca deportiva en agua dulce (Department of Environmental Conservation, NY)
Pero las invasiones y los peligros que estas traen a la biodiversidad local no terminan ahí. En una publicación reciente, se ha hecho el reporte de la introducción de otro pez de agua dulce, un loricárido originario de América del Sur (Lardizabal et al., 2020). Esta familia, también conocida como bagres armados, son un grupo de peces muy llamativos, que como el pez león aludido en el inicio, han sido objeto de diversas introducciones alrededor del mundo, principalmente por su popularidad dentro de la acuariofilia. Nativos del Amazonas, pero con poblaciones establecidas en Vietnam, India, Estados Unidos, Perú, México y Panamá, entre otros, el “pleco” o el “pez diablo”, son considerados como invasores altamente exitosos. Entre los atributos biológicos que les ayudan a asentarse eficazmente está su habilidad de poder soportar sequías y bajas en la temperatura mediante el uso de madrigueras en los bancos de ríos y lagos, donde logra sobrevivir con bajos niveles de humedad. Además, posee los caracteres de historia de vida característicos de un invasor exitoso como ser, un crecimiento rápido en los primeros años, largo período reproductivo, gran cantidad de huevos en cada puesta y el alcance de la madurez sexual en tallas relativamente pequeñas.
Individuo de pez diablo encontrado en el Lago de Yojoa (Lardizabal et al., 2020).
Los peces fueron encontrados en dos sitios distintos del Lago de Yojoa, además de un tercer punto en la Laguna de Jucutuma, aledaña a la ciudad de San Pedro Sula. Loricariidae es la familia más grande de bagres (Orden Siluriformes), con una taxonomía no del todo resuelta, con más de 1000 especies y 80 géneros. Sin embargo, las claves de identificación disponibles indicaron con precisión la identidad de los especímenes bajo el género Pterygoplicthys y muy curiosamente, se encontraron características combinada de dos especies: P. pardalis y P. disjunctivus. Conociendo la ocurrencia de hibridación dentro de este género, compuesto por 22 especies, se determinó que los especímenes encontrados eran un cruce de estas dos especies. Uno de los datos más preocupantes de estos reportes, es que uno de los individuos correspondía a una hembra grávida, cargada con más de 800 huevecillos, lo indica que este pez ha encontrado en el Lago de Yojoa un ambiente propicio para su reproducción.
Las fuentes de su introducción son desconocidas, aunque se puede asumir que es producto de la acuariofilia. Estos son los únicos 3 reportes de estos peces en Honduras, pero hay razón para creer que debe haber más, particularmente en el Lago de Yojoa, donde se encontró la hembra grávida. Posteriores investigaciones deberán corroborar el establecimiento de estas especies y el potencial impacto que su asentamiento puede provocar. Basado en las invasiones en otras localidades, estos podrían ser el desplazamiento de especies nativas, el cambio en la consistencia en las orillas de los ríos debido a las madrigueras que esculpen e incluso daños económicos directos al ser humano al ocasionar daño de redes y otros equipos de pesca. Otros efectos curiosos documentados son la asfixia de pelicanos que han intentado consumir al pez diablo en Puerto Rico (Bunkley-Williams et al., 1994) y una interacción con manatíes en Florida, donde se les ha observado incluso comiendo de las algas pegadas a la piel del manatí, en una interacción de la que aún se desconoce si trae algún efecto negativo sobre los mamíferos marinos (Nico et al., 2009).
Entre los efectos de la invasión del pez diablo se encuentran daños directos a las artes de pesca (Castellanos Terán, 2015) e interacciones con la fauna nativa con conocido y potenciales efectos negativos (Nico et al, 2009).
Es importante concluir con un aleccionamiento sobre el cuidado y responsabilidad que conlleva el tener animales de acuario, especialmente cuando estos son ajenos a nuestras regiones. Si decides incursionar en este hobby es importante que te informes bien sobre las especies y los cuidados específicos que cada una requiere, así como las maneras correctas de tener un control poblacional e incluso de los mecanismos correctos a seguir cuando por alguna razón ya no podamos seguir cuidando de ellos. Es importante resaltar que, en Honduras, corresponde a DIGEPESCA regular y controlar el cumplimiento de la ley referente a la introducción de especies exóticas que pueda ocasionar perjuicio para el ecosistema, ya que, aunque intencionadamente, este tipo de actividades puede traer consecuencias a para el país y su biodiversidad (La Gaceta, 2017).
Te adjuntamos el PDF del reciente artículo hecho por colegas hondureños sobre el pez pleco sudamericano.
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Por: Diego Ardón, Biólogo
LITERATURA CITADA
Acero P.A., Bustos-Montes D., Pabón Quintero P., Polo-Silva C.J., Sanjuan Muñoz A. (2019). Feeding habits of Pterois volitans: A Real threat to Caribbean coral reef biodiversity. En: Makowski C, Finkl CW (editores) Impacts of Invasive Species in Coastal Environments: Coasts in Crisis. Springer International: 269-314
Bunkley-Williams L., Williams E.H., Craig J., Lilystrom G., Corujo-Flores I., Zerbi A.J., Aliaume C., Churchill T.N. (1994). The South American sailfin armored catfish, Liposarcus multiradiatus (Hancock), a new exotic established in Puerto Rican fresh waters. Caribbean Journal of Science, 30: 90-94
Castellanos Terán, D. (2015). Devasta pez Diablo sistema lagunar en Tampico y Veracruz. La Jornada, lunes 29 de junio de 2015: 28 p
Cruz, GA. (1979). Historia del Micropterus salmoides (Black Bass) en Honduras. CEIBA 23(1): 29-33
Department of Environmental Conservation New York State. Black Bass Management in New York. Visitado el 7 de junio de 2020
Egan, D. (2018). The Death and Life of the Great Lakes. W & W Norton Company
Lardizabal C.C., Benitez E.M., Matamoros W.A. (2020). Record of the non-native suckermouth armored catfish hybrid Pterygoplichthys pardalis (Castelnau, 1985) x Pterygoplichthys disjunctivus (Weber, 1991) (Siluriformes: Loricariidae) in Honduras. Zootaxa 4778 (3): 593-599
La Gaceta. (2017). Ley de Pesca y Acuicultura. Diario Oficial de la República de Honduras. p. 53.
Nico L.G., Loftus W.F., Reid J.P. (2009). Interactions between non-native armored suckermouth catfish (Loricariidae: Pterygoplichthys) and native Florida manatee (Trichechus manatus latirostris) in artesian springs. Aquatic Invasions 4(3): 511-519
Muy interesante, y sí, es muy probable que la fuente de introducción haya sido la acuariofilia, las razones son muy comunes, los loricaridos son muy buscados por el rol de "limpieza" que cumplen en los acuarios ya que se alimentan del alga que crece en las paredes, plantas, rocas y adornos del acuario, sin embargo, la mayoria de especies alcanzan tamaños que sobrepasan la capacidad de los acuarios tradicionales (10-20 galones), en la mayoria de tiendas de mascotas no brindan asesoramiento acerca de las especies y los compradores no se informan sobre sus requerimientos, de está manera cuando se dan cuenta del tamaño que pueden alcanzar dichos peces ya es demasiado tarde, y lo que muchos hacen es liberarlos en…