La entomofagia es un hábito extendido alrededor del mundo con beneficios para quienes la practican, pues los insectos constituyen buenas alternativas nutritivas en comparación a las fuentes proteicas convencionales como la carne de cerdo, pollo, res y pescado. Los insectos comestibles son un alimento rico en proteínas, grasas, minerales y fibra cruda, lo que los convierte en una opción ante la homogenización de la dieta a nivel mundial. El porcentaje de proteína de los insectos comestibles reconocidos, se encuentra por arriba de los alimentos convencionales como pollo, huevo, res, frijol, lenteja, entre otros.
El uso de los insectos como fuente de alimento está ligado a la presencia, abundancia y diversidad de estos animales y a distintos aspectos culturales. Tan solo en Brasil se han identificado más de 100 especies como alimenticias. Para algunas especies se ha reportado que su consumo, además de su valor nutricional, está asociado a la salud ya que muchos insectos son utilizados en medicinas naturales.
Larvas de mariposa fritas con guacamole.
Desde los albores de la especie humana, los insectos han sido considerados un elemento importante del ambiente, que ha generado un impacto significativo en la vida social de la humanidad y que se refleja en la literatura, la tradición oral, la medicina, el arte, el alimento, la religión y la mitología. Pinturas rupestres del paleolítico de España, ilustran cómo las abejas fueron apreciadas por su miel, como fuente de alimento y deleite. En Mesoamérica los grupos indígenas lograron domesticar a estos insectos y utilizaron la miel y la cera no sólo como alimento sino también en la medicina y en rituales.
Se espera que la demanda de proteína animal aumente globalmente en un 76% hasta 2050, esto conllevara a un mayor consumo de agua, energía y mayor emisión de gases de efecto invernadero. La eficiencia de un insecto para transformar aquello que come en masa y crecimiento corporal es mucho mayor que en cualquier animal doméstico y de consumo, por lo que se necesita muchos menos recursos para su crianza además, los gases de efecto invernadero producidos por la mayoría de los insectos son probablemente inferiores a los del ganado convencional.
El consumo de insectos ya sea entero o en forma de harina podría llegar a ser una solución a problemas como la desnutrición infantil, ya que este es uno de los grandes problemas que padecen muchas comunidades de escasos recursos alrededor del mundo.
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Por Isis Valle
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